Mensaje de Junio 23 2023

Caminando sobre las aguas

Mensaje de Junio 23 2023 – Mensajes de Nuestro Señor Jesus

Traeré bendiciones para el país a través de ti

 Nuestro Señor Jesús dice: “Sí, mi querido hijo, continúa recibiéndome mientras paseas por los jardines, estos jardines de mi amor para llevar la paz a mi pueblo de Viena. Cada espacio del jardín es un lugar de paz, porque la naturaleza ejemplifica el Corazón de mi Padre. Es verde y pura en la esperanza, vibrante en sus colores y en las flores y árboles celestiales”.

Sí, lo siento en el alma. Ahora me estoy acercando a una pequeña plaza dentro de los jardines donde se reúnen un gran número de madres con sus hijos jugando en la hierba abierta con mantas en el césped, sentados en los bancos, todas sus pequeñas bicicletas, e incluso tres que ahora pasan que bendigo para ofrecerles el amor de Dios y para protegerlos siempre a lo largo de sus vidas.

Jesús dice: “Mi querido hijo, cuando regreses, ven a este jardín dentro de los jardines, donde los niños juegan y las familias se reúnen para que podamos orar y yo pueda bendecirlos”.

‘Señor, éste es mi último día, y no siento que haya cumplido mi tiempo aquí, pero sé que volveré a la que es mi segunda casa, Viena’. Es mi última tarde aquí antes de ir a reunirme con unos amigos en una bodega, un restaurante en el campo para cenar. También éste será un lugar de gran paz.

 Debemos buscar y proteger la paz dentro de nuestros corazones de los ataques del enemigo. Debemos buscar la paz en nuestra vida cotidiana, esos espacios, esos lugares dentro del Corazón de Dios, donde Dios nos conduce a la paz abriéndole nuestro corazón, para apartarnos del mundo, aunque vivamos en el mundo, y apegarnos a todo lo que Dios ha creado para nosotros y para su gloria, para que podamos glorificarlo a través de ello.

“Querida hija, si tú eliges, habrá muchos días más. Ya es hora”.

‘Sí, mi Señor’.

Nuestro Señor continúa: “Te he llamado a Suiza y traeré bendiciones para el país a través de ti en cada palabra que pronunciemos. Recuerda, mi querido hijo, que el corazón de ti a quien envío, a través de mi Palabra, trae bendiciones a los corazones de la gente y a la tierra. Cuando lo exijo, cuando lo quiero y cuando lo ordeno.

Sí, tu Dios exige en mis mandatos, según mi Voluntad. Pero tan pocos escuchan. Camina ahora, hijo mío, y bendícelos al partir”.

‘Sí, mi querido Señor, que la luz eterna de la Cruz celestial que ahora brilla y aparece ante mí con rayos de luz blanca dorada iluminada como un vaso blanco puro de amor, brille sobre los corazones de tus hijos en este momento. Bendice a estas familias, sus vidas, sus necesidades y bendice a la gente de este país’.

 Nuestro Señor concluye: “Sí, mi querido hijo, donde tú caminas, yo también caminaré. Yo caminaré siempre contigo.

Gracias por venir a mí y gracias por quererme”.

La fe judía sigue caminando hoy en los corazones de la nueva generación

 Ahora estoy entrando en el Augarten de Viena, jardines palaciegos de gran paz, y puedo sentir el silencio de Dios, el Espíritu de Dios entrando en mi alma.

 Con niños jugando, madres en sus bicicletas, muchas familias y la belleza de los verdes, y nuestro Señor dice: “Mi querido hijo, te he traído aquí a este lugar de silencio y paz, para recibirme dentro de tu alma, para que puedas experimentar las bendiciones de la gran gloria y belleza de este día, para que sepas que estoy presente y camino contigo, siempre a tu lado, para tomarte entre mis brazos de amor y que estoy presente en todas las experiencias de tu vida”.

‘Sí, Señor, te doy gracias. Te agradezco tu amor y tu misericordia, tu compasión por mi alma. Incluso cuando soy débil, me fortaleces en tu misericordia para elevarme cada día, para redimirme, transformarme y renovar mi mente por el poder de tu resurrección’.

 Aquí se reúne la gente. Los jardines se abren de par en par, con avenidas de setos de 30 a 40 pies de altura, incluso más altos, setos de soledad, de recogimiento y de paz.

 ‘Mi Señor, ¿qué deseas de mí en este momento?’

Nuestro Señor responde: “Abrirme tu corazón en esperanza por el bien y la redención de mis hijos. Me consuelo desde mi Santa Cruz, donde todavía sufro por los pecados de toda la humanidad. Aunque soy vuestro Cristo resucitado, soy también vuestro Cristo sufriente. Y deseo redimir, deseo renovar la esperanza y el amor en el corazón de mis hijos, llamarlos a mi misericordia al pie de mi Cruz y decirles ‘arrepentíos’.

Permitidme que os cure, hijos míos, porque la senda es estrecha, pero el camino es recto en la verdad y en mi llamada a recibiros.

Sí, mi querido hijo, mientras estás sentado aquí ahora, escucha a mi Corazón que te llama en la alegría de la santa paz de mi misericordia que siempre te fortalecerá”.

‘Señor, necesito hoy de tu misericordia para que me lleves, para que me cojas en tus brazos’.

 Jesús continúa: “Hijo mío, todo lo que tienes que hacer es abrir tu corazón y yo entonaré una nueva canción de vida dentro de tu alma. Hago nuevas todas las cosas en lo que ahora presencias en la belleza de las ramas florecidas que se mueven con la brisa, de las flores del campo y del bosque que inspira esperanza”.

‘Mi querido Señor, te pido por todas las almas que necesitan tu misericordia. Y te doy gracias por toda la alegría que me has dado’.

Jesús, “Sí, mi querido hijo, es muy importante que abras tu corazón para recibirme. Es importante que abras tu corazón y seas bueno con todos, amigo de todos los que te buscan. Permite que la luz de mi amor brille dentro de tu corazón este día, para ser luz de otros esta noche cuando te reúnas con tus amigos en esta noche final. Comparte con ellos con gran amor todo lo que deseo darles, comparte con ellos con gran misericordia y aliéntalos en tu testimonio, y también en tu deseo de renovar su fe.

El amor siempre está y estará en los corazones de aquellos que elijan recibirme a mí, su Salvador.

Acabas de ver a la maestra caminando con los niños pequeños, sus alumnos. Esto trae gran alegría a mi Corazón al ver su alegría en los corazones de pureza e inocencia. Al pasar, bendícelos”.

‘Sí, mi Señor. Ahora extiendo mi mano hacia ellos para bendecirlos a todos y cada uno’.

 Parecen niños de guardería con kipá negro y trenzas a cada lado de la cabeza. El poder de la fe judía sigue caminando hoy en los corazones de la nueva generación.

 ‘Mi querido Señor, hay tantas cosas de las que quiero hablar contigo. Cuando estoy contigo, es como si todo el tiempo y el espacio se detuvieran en tu misericordia, en tu amor, una delicia para mi alma’.

“Mi querido hijo, conozco tu corazón y todo tu interior”.

‘Entonces te lo ofrezco todo y te pido que seas mi fuerza para renovar mi valor y hacerme audaz al poder de tu Espíritu. Te amo’.

“Yo también te amo, hijo mío. Y estoy contigo, estaré contigo eternamente”.

Lleva este país, Suiza, en su corazón.

 Ahora estoy aquí en Suiza con David, Anita y Miriam, su hija y dos de los tres hijos de Miriam. Miro hacia el horizonte y una cruz aparece en el cielo. Estoy teniendo una visión de una Cruz hecha de la sangre de nuestro Señor que aparece en el cielo en este momento, para ungir el país de Suiza, para bendecirlo en la victoria de la fe y en la victoria del amor de Dios.

Y Jesús está diciendo en este momento que guarda a este país, Suiza, entrañablemente dentro de su Corazón y desea protegerlo diariamente en la victoria de la Cruz de su amor, a través de la redención y la renovación de la fe que desea restaurar en el país, para traer la paz en su misericordia. Él dice que la Cruz está hecha de sangre porque está hecha de su compasión y misericordia para la gente de este país y la gente de todas las tierras, pero ahora estamos aquí.

Ahora la Cruz se está transformando en una luz dorada, de la sangre de la compasión a la sangre de la luz que es dorada en su amor por los corazones de la gente. Y está brillando en todo el país.

Que Dios bendiga esta tierra como dijo que lo haría ayer, David. Y que la renueve y la proteja en la esperanza.

Amén.

 Si quieres escuchar los audios en Ingles, por favor use el siguiente enlace:  Audios

Si desea realizar una solicitud de oración, por favor use el siguiente enlace:  Solicitud de Oración