Mensaje de Abril 2 2023

Mensaje de Abril 2 2023

Caminando sobre las aguas

Mensaje de Abril 2 2023

Mensaje de Abril 2 2023 – Mensajes de Nuestro Señor Jesus

Agradezco a los que son fieles en seguirme

Mientras asistía a la Santa Misa del Domingo de Ramos, santo en la misericordia y el perdón de Dios y santo en la esperanza eterna de su pasión, la Cruz de Nuestro Señor sobre el altar estaba velada de púrpura.

 Y Jesús dijo: “Mi querido hijoa, aunque estoy vestido, por el poder de mi Santa Cruz, con un velo púrpura, mi corazón sigue sangrando por los pecados de la humanidad. Mi corazón sigue sufriendo al derramar sobre las almas mi eterna misericordia, para que reciban mi perdón y mi amor.

Sí, desde debajo de este velo, mi luz brilla en la esperanza de recibir a mis hijos y en llamarlos a mi perdón. Son tantas las almas que sufren y doy gracias a los que son fieles en seguirme a mí, vuestro siervo y Salvador.

Porque en el Evangelio de hoy dije: “Haced esto en memoria mía”, y clamé a Dios, nuestro Padre, desde la pasión de mi Cruz, pidiéndole que perdone a los que no saben lo que hacen. El poder de mi pasión es el poder de la vida por mi muerte y resurrección, hijo mío”.

Y entonces, mientras el corazón de Jesús sangraba, apareció la Virgen al pie de la Cruz, llorando lágrimas de sangre como Nuestra Señora de los Dolores y de la Esperanza, y ofreciendo a su hijo por la redención del mundo.

 Sí, lloraba lágrimas de sangre mezcladas con la sangre de Nuestro Señor, como nuestra buena Madre que desea interceder para salvar a sus hijos.

 Entonces Nuestra Señora se arrodilló, mirando a Jesús y dijo: “He honrado mis palabras a mi hijo cuando proclamó: ‘Hijo, ésta es tu madre’ y ‘Madre, éste es tu hijo’. He honrado esas palabras y lo haré por toda la eternidad por mis hijos”.

Una vez que Nuestra Señora terminó su mensaje, el Beato Carlo apareció directamente delante de la Cruz y detrás del sacerdote que sostenía la Eucaristía de Hoy hacia el cielo. Sonreía con gran alegría y esperanza por los hijos de Dios.  Permaneció allí y mientras el sacerdote consagraba la Eucaristía, una luz, una luz blanca mezclada con rayos dorados, comenzó a brillar por toda la congregación y por toda la tierra, por la unidad del cuerpo de la Santa Iglesia, por la curación de Dios de sus hijos así como por la protección de nuestros santos sacerdotes.

 Y cuando el sacerdote en el altar dijo: ‘Mi paz os dejo.  Mi paz os doy’, Carlo elevó la Eucaristía al cielo, por una consagración de la paz en todo el mundo.

 Todo esto se cumplió a lo largo de la Santa Misa en preparación a la pasión, muerte y resurrección de nuestro Señor, en preparación al día de Pascua, para que a lo largo de esta semana, mayores bendiciones y gracias se derramen sobre la tierra, sobre toda la humanidad. Y estamos llamados a meditar, a contemplar, la belleza y las gracias con gran reverencia y amor a nuestro Señor y a su sacrificio por su pueblo. Que la luz eterna de la Sagrada Eucaristía siga brillando en todo el mundo.

Bebed de las aguas vivificantes de su misericordia

‘Señor mío, que dijiste a la samaritana en el pozo de Jacob: “Los que beban de esta agua volverán a tener sed, pero los que beban del agua que yo doy no tendrán sed jamás”, en tu deseo de darnos aguas vivificantes.

 Señor mío, derrámalas dentro de mi alma, consúmeme con las aguas de tu misericordia, para que beba eternamente del pozo que brota dentro de tu corazón, del pozo del cielo de la Santísima Trinidad.

 En este Domingo de Ramos, deseo que me envuelvas en las palmas del amor, de la paz y de tus bendiciones. Envuélveme en ellas para llenarme de la misericordia de tu amor, de las aguas misericordiosas que brotan de tu corazón para todos tus hijos.

 Estoy necesitado de estas aguas vivificantes, que proclamo dentro de mi alma para que me lleven a nuevas alturas de amor entre tus brazos y de esperanza y tu misericordia.

 Sí, Señor mío, concédeme estas aguas de amor y derrámalas sobre los corazones de tus hijos en todo el mundo’.

  Sin embargo, prefieren beber de las aguas de las tinieblas

Querido Jesús dice: “Mi querido hijo, he venido a dar las aguas vivificantes de mi corazón que alimentarán eternamente a mis hijos con mi amor y con mi esperanza de que sus corazones sean redimidos, se conviertan y vivan por la fe.

Mi voluntad sigue manando eternamente aguas vivificantes, pero tan pocos desean beber de ellas, alimentarse con el sacrificio de mi cuerpo y de mi sangre que infundirán en sus corazones la paz de mi misericordia, en mi esperanza de que vivan reconciliados conmigo.

Sí, siempre estoy esperando con un vaso de agua para saciar la sed de mis hijos: su soledad, sus dolores, sus tristezas, sus miedos, porque en mi presencia y en mi amor no hay miedo, y tanto deseo darles.

Sin embargo, prefieren beber de las aguas de las tinieblas que traen oscuras nubes de maldad sobre sus vidas al vivir en pecado.

Esto proclamaré, que vendré otra vez y mi misericordia se levantará desde el este, el oeste, el norte y el sur porque tu Salvador se levantará en mi gloria eterna, sobre mi venida para derrotar todo el mal. Y Satanás no tendrá poder sobre el poder de la luz, y aquellos que crean vivirán en la libertad de mi amor para siempre a través de mi victoria final de amor por mis hijos”.

Dejad que os dé mis aguas vivificantes para que no tengáis más sed

Nuestro Señor y Salvador dice: “Mis queridos hijos, venid a mí. Entregadme vuestros corazones y dejad que os dé mis aguas vivificantes para que no tengáis más sed.

Sí, venid a mi corazón y dejad que os reciba. No os negaré y sólo os amaré. Ven y prueba la bondad de tu Señor. Ven y bebe de las aguas de mi misericordia”.

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